Térraba: Recuperando el territorio para recuperar la vida

23 de agosto, 2021 

Las recuperaciones dentro de Territorios Indígenas son procesos que llevan adelante los diferentes Pueblos Indígenas de Costa Rica después de que en abril del 2010, el Gobierno de Costa Rica sacara “de rastras” a los representantes indígenas que se movilizaron para impulsar la Ley de Autonomía Indígena, en el que habían empeñado esfuerzos por muchos años.

El movimiento indígena decidió dejar de confiar en la falsa democracia y emprender acciones para reivindicar su pleno derecho al territorio como lo reconoce desde 1977 la Ley Indígena vigente. La inacción de los gobiernos en sanear los territorios de la ocupación ilegal de personas no indígenas se considera un riesgo para la existencia y continuidad de la cultura indígena, pues impide la autodeterminación y desarrollo pleno de los pueblos.

En el Territorio Indígena de Térraba se mantienen diferentes frentes de acción para la recuperación y control del territorio bajo la perspectiva del derecho propio de los Pueblos Indígenas. Semanas atrás conversamos con tres personas que participan activamente en estos procesos: Byron Reyes, Cindy Vargas y Pablo Sibar, indígenas del Pueblo Bröran que dedican parte de su vida a consolidar las recuperaciones en Térraba.

Mapa del Territorio Indígena de Térraba

Finca San Andrés: cultivando un cambio

Para el 2015, la Asociación de Desarrollo Integral (ADI) de Térraba había adquirido la propiedad de ciertas fincas ubicadas al lado de la Interamericana Sur mediante las gestiones del Instituto Nacional de Desarrollo Rural (INDER). Sin embargo, la finca Volcancito fue entregada unilateralmente por la ADI a personas no indígenas sin consultarle al Pueblo Bröran, dejando ver a los indígenas la necesidad de superar la ineficiencia y corrupción reflejada en la acción de la ADI.

Procedieron entonces unas 40 familias Bröran a organizarse y tomar la finca San Andrés, con el fin de evitar otra entrega viciada de la ADI a gente que no fuera del pueblo indígena. En Térraba se estima que el 80% de la tierra está bajo control de no indígenas, por ello, la necesidad de tierras para la reproducción y sustento de las nuevas generaciones Bröran es un hecho innegable que la ADI ha menospreciado históricamente.

Nota: La Asociación de Desarrollo Integral (ADI) es una figura política impuesta en los territorios desde 1977.

Byron Reyes explicó que la intención de recuperar esta Finca, no de manos no indígenas sino de la propia ADI, tenía el objetivo de convertirla en una finca modelo, destinada a producción agrícola y conservación desde la visión tradicional indígena, con prácticas como el trabajo a mano cambiada y el dejar  descansar la tierra. Así se ha practicado desde el 2015 que las familias producen en esta finca ubicada al lado del Grande de Térraba.

A nivel comunitario tenemos el Comité de Finca San Andrés que es el que vela por que haya armonía entre los recuperadores y también, siempre que surja algún conflicto, es el comité que a primera instancia trata de solucionar”, dice Byron sobre la importancia de la organización para sostener por 6 años el tejido social del grupo de San Andrés.

Sorteando la crisis

Ante un modelo excluyente y explotador que ha profundizado su crisis con la pandemia, Byron ha señalado que tener el terreno y poder cultivar les permite superar la carencia de dinero, que se siente más en las ciudades, pues la forma de vida tradicional les hizo estar más preparados para no sufrir crisis económica o alimentaria que se siente con más fuerza en otros lugares.

Además, se reconoce la necesidad de trabajar en la erradicación de influencias externas: “aunque es una comunidad indígena ha estado muy impregnada por las formas externas de forma convencional con agroquímicos. Sin embargo ya se están dando muchas iniciativas a nivel de San Andrés, a nivel de territorio de impulsar la agricultura orgánica o las buenas prácticas en la ganadería, en el tema de la reforestación, entonces sí creo que se puede dar una cambio a gran escala», indicó Byron.

Para finalizar, Byron explicó que la recuperación de la tierra para sembrar les cambió a muchos la forma de ver el trabajo. Pasaron de ser peones a dedicarse a su propia producción: “antes decían que les hacía falta plata para darle mantenimiento a sus parcelas, ahora reconocen que toda esa fuerza que estaban regalando en hacer contratos de chapia la dedican en sus propios terrenos. Se han cambiado así las relaciones de dependencia por relaciones de autogestión”.

Encuentro sobre caudales ambientales realizado en finca San Andrés, marzo de 2021. Foto: María José Murillo (RCB).

Volar por la Ruta de la Aves

Las luchas en el Territorio Indígena de Térraba nos llevan también décadas atrás mencionar la confrontación de 1984 contra la deforestación de fincas entre Curré y Boruca, donde pidieron apoyo a la ADI de Térraba para detener el saqueo de madera. Guillermo Rivera y Fulgencia Ortiz determinaron que la juventud indígena se movilizara a defender el bosque de esos territorios vecinos, imponiéndose físicamente para impedir la salida de la madera.

El legado de esta acción se mantiene vigente en la memoria del Pueblo Bröran y sus organizaciones, como explica Cindy Vargas Ortíz, integrante de la Asociación conocida como La Ruta de las Aves, que surge a partir de la organización de la familia Ortiz-Rivera en 1994. Su origen proviene del tronco genealógico de Francisco Ortiz e Hilaria Rivera, quienes motivaron a la organización a recuperar conocimientos ancestrales como danza, comida, idioma y salud.

Resistencia y reivindicación cultural

“Empezamos a trabajar en lo que mejor sabíamos, que en este caso era la construcción de espacios de producción agrícola y producción de animales, pero más que todo enfocando en la protección ambiental, trabajando en el cuido de las nacientes de agua y la reforestación. Además, nos propusimos hacer incidencia política en el territorio, defendiendo la cultura, el territorio y los derechos indígenas”, contó Cindy sobre la experiencia organizativa de su familia.

Según explica Cindy: “Somos quizás la única organización familiar que cuenta con tierras heredadas de hace más de ochenta años y las hemos conservado intactas, las hemos utilizado para mantener el ecosistema. Nuestra finca Irbö Gúrënia es un corredor biológico pequeño que recorre una parte del río Térraba y otra área que hemos utilizado para el cultivo de diferentes productos y el resguardo de la semilla que utilizaban nuestros abuelos para cultivar y reproducir, algunas técnicas de siembra y actualmente trabajando fuerte en el tema de agricultura orgánica.”

Finca Irbö Gúrënia en Térraba. Foto: Cindy Vargas

 

Además de eso, Cindy destacó el impulso y participación activa en algunas luchas del pueblo Bröran en la línea de la incidencia política. “Entre ellas están la lucha contra el TLC en 2007, contra el Proyecto Hidroeléctrico El Diquís y la recuperación de la educación indígena, denunciando también el apropiamiento territorial de los no indígenas mediante bonos de vivienda, al mismo tiempo que reivindicamos en conjunto con el movimiento indígena la recuperación total del territorio ante el racismo y la negación de los derechos indígenas, que sólo generan pérdidas”.

Fortalecimiento organizativo

La organización familiar Ortiz-Rivera ha participado activamente en la constitución del Consejo de Mayores de Térraba, pero también apuntó a fortalecer la participación juvenil con la creación de un grupo de jóvenes Öbatefete Bröran, quienes daban apoyo técnico y físico al Consejo de Mayores. En ese entonces, 2011-2012, empezaban las recuperaciones de territorios indígenas y mediante un proceso de diálogo con el mayor bribri Sergio Rojas, las organizaciones indígenas de Térraba reconocieron la importancia de la defensa de la tierra y la recuperación pacífica del territorio.

“Nosotros desde que empezamos tuvimos una línea clara de que era lo que queríamos, que era lo que nos enseñaron nuestros abuelos: el amor al territorio, el amor a la tierra y el amor a la naturaleza. Saber cómo cultivar lo que nos alimenta y a ser primero que todo personas honradas y de buenos principios: agradecidos con lo que tenemos y con lo que viene, y compartir lo que la tierra nos regala con otras familias”, explica Cindy.

Reunión con mayores del Territorio Indígena de Térraba. Foto Cindy Vargas

 

Cindy contó que la Asociación de Desarrollo (ADI) no realiza una gobernanza justa del territorio. Al parecer canaliza beneficios para grupos más allegados a sus miembros y hasta se ha apropiado de dinero de Pago por Servicios Ambientales (PSA) en fincas que los indígenas protegen, como el caso de la finca Irbö Gúrënia, sin dar cuentas de esos recursos. Ni siquiera el acueducto que construyó una empresa española benefició a los indígenas. El 90% de los beneficiarios serían no indígenas.

“La ADI ha inventado mil y una estrategias para buscar que personas y organizaciones que se oponen a proyectos estatales, sean vetadas completamente a nivel territorial de cualquier beneficio que venga de alguna institución”, comentó Cindy. Esta situación les ha obligado a fortalecer la autogestión de sus proyectos, con ideas y recursos propios que definen su trabajo como auto-sostenible.

La formación de un bloque de resistencia indígena

Finalmente, Cindy nos cuenta que en la actualidad la familia Ortiz Rivera y la Ruta de las Aves participa en la formación de un bloque de resistencia, para tratar de erradicar las malas prácticas de gobernanza excluyente de la ADI en el territorio y reivindicar los derechos de las personas indígenas a acceder en igualdad y sin condicionamientos políticos a los beneficios de cualquier inversión pública en el territorio. La base de datos de indígenas Bröran publicada mediante Decreto ha sido un gran paso en ese rumbo.

La experiencia de la Ruta de las Aves demuestra entonces que, ante la adversidad, el amor propio y las fuerzas colectivas son los materiales para seguir construyendo el porvenir, como lo vienen haciendo desde hace más de 25 años. Hoy, gracias a los esfuerzos por mantener viva su cultura, los cultivos y la independencia económica, la crisis de la pandemia pasa de lado, agudizando otros problemas alrededor sí, pero dejando clara la enseñanza de que la organización familiar y la tenencia de la tierra son los fundamentos principales para el bienestar de los pueblos.

La lucha por la autonomía indígena

Pablo Sibar es un mayor indígena que lidera la recuperación de la finca Crun Shurín, ubicada al lado del río Térraba, cerca del sector de Paso Real. Es miembro del Frente Nacional de Pueblos Indígenas (FRENAPI) y cuenta con 40 años de actividad en diferentes luchas. Conoció la cárcel en 1985 por la lucha contra los madereros en Curré, luego luchó por la cedulación indígena en los 90´s y en 2010 fue parte de la comitiva que impulsó la Ley de Autonomía Indígena y que fue arrastrada fuera de la Asamblea Legislativa.

Recuperación de Crun Shurín. Foto: Surcos

 

Pablo nos cuenta su experiencia desde el Consejo de Mayores de Térraba y en el Congreso del Pueblo Bröran, integrado por 200 indígenas que se reúnen en diciembre a analizar y planear las acciones del año siguiente. La línea de acción de estas organizaciones es la reivindicación del derecho indígena y la construcción de organización de acuerdo a la visión consuetudinaria de los Pueblos Indígenas.

Las acciones se tornan difíciles ante el reconocimiento estatal de las ADI´s como gobiernos en el Territorio Indígena, que trabajan adscritos a la Dirección Nacional de Desarrollo Comunal (DINADECO), mediante afiliaciones. “Esto provoca que muchos indígenas no afiliados a la ADI no tomen parte de las decisiones y gestión territorial, por lo que la pretensión del proceso es afirmar la constitución de un Consejo Bröran como gobierno propio dentro del territorio”, explica Pablo.

La negación estatal no borrará al pueblo

Cuando en el año 2010 los Pueblos Indígenas fueron sacados de rastra de la Asamblea Legislativa en la capital, se tomó la decisión de hacer cumplir lo estipulado en la Ley Indígena de 1977 mediante lo que los mayores llamaron acciones de hecho. También la jurisprudencia internacional respaldaría la libre autodeterminación de los pueblos indígenas, a pesar de que sería una lucha dura, que se cobraría la vida de Sergio Rojas de Salitre en 2019 y Jerhy Rivera de Térraba en 2020.

Las recuperaciones las promovemos de la vía no violenta, acción directa no violenta. Resistimos a un Poder Ejecutivo que no resuelve absolutamente nada sobre el sistema de tierras, a un Poder Judicial que judicializa las recuperaciones y ordena desalojos en nuestros territorios a los propios indígenas, en lugar de ordenar desalojos a los no indígenas, es la lucha constante”, dijo Pablo.

Agregó además que “en Shurín llevamos 3 años y resto de soportar penurias, maltrato de los peones, amenazas de muerte, luchas para sobrevivir, pero es un orgullo. Aquí habemos 16 recuperadores y ya somos 30 familias que han venido llegando, nuestros hijos, primos, familiares que se acercan para tener un pedacito donde construir una casa o un rancho y sembrar agricultura como arroz, frijoles, maíz, ayote, sandía, plátanos, bananos un sin número de cosas de la cual la finca produce. También los animales de patio aportan a la subsistencia de nuestras familias.”

Además añadió: “Aquí muchos animales vienen y se van ubicando en la finca también, cientos de pájaros, tucanes, cusingas, tijos y pajaritos pequeños, búhos, hay varias variedades de búhos, auroritas, quetzalitos pequeños que les dicen, venados, zaínos, tepezcuintles, cuzucos, guatusas, mariposas. Y se siembran flores para embellecer, esas mariposas y los gorriones llegan a deleitarse también”.

Todo esto según Pablo fortalece el proceso de recuperación. “La tierra es vida, la tierra es espiritualidad, la tierra es sobrevivencia de nuestras futuras generaciones. Es muy duro, por esta lucha de tierras han asesinado a dos hermanos indígenas y el gobierno simplemente dice que son hechos aislados, pero estamos claros que esos asesinatos han sido por luchar nuestras tierras”.

Ataques con fuego a la recuperación en 2020. Foto: Ditsö

 

Destacó además que es injusto que los Tribunales dicten resoluciones para realizar desalojos en contra derecho de los Pueblos Indígenas, dentro de sus propios territorios. “Si los no indígenas pueden demostrar derechos, lo que los juzgados agrarios deberían resolver es que el Estado costarricense los indemnice o aplique la Ley Indígena tal y como está establecido en el Artículo 3

Recuperar la vida del Pueblo Bröran

Pablo terminó haciendo una reflexión sobre la pandemia, indicando que “el peor virus que tenemos en nuestros territorios son los terratenientes, y entonces lo lógico es que, para que pueblos indígenas podamos seguir sobreviviendo, el Estado costarricense debería devolvernos las tierras, haciendo los procesos que tenga que hacer con los finqueros.

La lucha por reivindicar el Territorio Indígena de Térraba se realiza desde diferentes frentes, pero está orientada por una visión común: la soberanía del Pueblo Bröran. Esta soberanía será una realidad cuando el Estado costarricense ceda y abandone su régimen institucional racializado en territorios indígenas. Casi medio siglo después de la demarcación de Territorios Indígenas de 1977, el papel sigue quedando en letras muertas que sustentan injusticias históricas.

Los Pueblos Indígenas poseen de grandes capacidades para conducir sus propios procesos de recuperación justa. Además, sus acciones ha sido un modelo histórico a seguir para las comunidades no indígenas que defienden la naturaleza y la justicia social. Con el pueblo Bröran en el sur de Costa Rica y las recuperaciones continuaremos diciendo ¡justicia para Sergio Rojas, Jerhy Rivera y para todos los Pueblos Indígenas!

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Dany Villalobos – FECON

En el marco del proyecto «Recuperación justa: alternativas con enfoque ecológico«.

FECON-COECO Ceiba Amigos de la Tierra.