Ecologistas impulsarán implementación de caudal ecológico en río Volcán

El río Volcán es uno de los múltiples afluentes que convierten al río grande de Térraba en el más caudaloso de nuestro país. Junto con los ríos Ángel y Cañas, conforman una subcuenca que aporta sus aguas al gran río, que transita por territorios indígenas rumbo al humedal Térraba-Sierpe.

La cuenca del río Volcán será un espacio de análisis para diferentes actores locales de los distritos de Brunka y Volcán de Buenos Aires. Por recomendación de Acueductos y Alcantarillados (AyA), quien aprovechará las aguas del río Cañas para un acueducto municipal, se ha creado una Comisión de cuenca cuyo trabajo sería velar por el mejor uso y cuido del agua.

Una de las principales características de la zona es el dominio del monocultivo de piña, que genera dependencia de trabajo en la zona y demanda enormes cantidades de agua de estos ríos en la época seca. En el caso del río Volcán, son más de 500 litros por segundo que se extraen en concesiones: 98% del agua de la subcuenca se usa para riego de las piñeras de PINDECO, mientras la Dirección de Aguas carece, como es común, de datos completos sobre la cantidad de agua que tienen estos ríos.

Además, las metodologías que utiliza la Dirección de Aguas para dar concesiones son cada vez más incapaces de proteger los ríos. Con esto las comunidades e industrias que dependen de ellos quedan vulnerables ante la emergencia climática actual. Las concesiones de agua se basan en reservar solamente 10% del caudal de los ríos para su propia sobrevivencia, semejante a permitir sacar el 90% de la sangre de un ser vivo y esperar que sobreviva.

Este problema se agrava con el cambio climático. La seriedad de la situación exige que la Comisión—como todas las entidades encargadas de ayudar a hacer un balance entre conservar y utilizar el agua—inicie conversaciones y tome acciones mucho más drásticas y profundas sobre el sistema actual para garantizar la sobrevivencia de estos ríos para las generaciones futuras.

En la subcuenca del rio Volcán, por ejemplo, en los últimos 10 años, los habitantes han experimentado en los veranos una merma sin precedente de las aguas del río, y en los inviernos, fuertes inundaciones, que dañan propiedades y ponen en peligro la vida de los vecinos. Dichosamente, ante el panorama adverso, la conciencia de los habitantes de la cuenca sobre el desafío climático, ampliada por la experiencia de la pandemia, está levantando interés en volver a sembrar y en invertir en proyectos ligados a la restauración del ambiente.

FECON y sus aliados en el sur -que forman parte del Movimiento Ríos Vivos- están trabajando con el sector ecologista que participa en esta Comisión. La llamada es hacia una “transición justa” como respuesta holística frente al cambio climático y la pandemia.

Se plantea transformar el modelo de explotación de los recursos naturales y económicos desde una economía de exportación hacia una economía local y participativa. Esto a la representación ecologista local le ha ayudado a formular preguntas básicas frente a una situación compleja. ¿Pueden los ríos de esta cuenca abastecer las necesidades de agua del actual modelo de producción agroexportador y de grandes propiedades con el avance del cambio climático? ¿No se debería más bien buscar incentivar modelos de producción local/solidaria y sustentable?

Buscamos una experiencia progresiva en gestión hídrica
Las recomendaciones centrales del sector ecologista ante esta Comisión incluyen enmarcar la experiencia de la subcuenca de Volcán dentro de la cuenca del Rio Grande de Térraba. Los problemas de la subcuenca afectan la cuenca entera del Dí^crí (gran río en idioma bruncajc), de forma que los estudios científicos de esta relación territorial serán sumamente necesarios para validar el trabajo a nivel local.

La deforestación y pérdida de suelos, por ejemplo, por la actividad ganadera en la parte alta de la cuenca y por la piñera intensiva en la cuenca media, genera problemas de sedimentación que reduce el caudal superficial. También potencia mayores efectos de las crecidas en estación lluviosa, transformando negativamente los lechos fluviales en las partes bajas donde el río afecta o amenaza las propiedades de las personas locales.

Estudios del departamento de cuencas del AyA demostraron además que la contaminación por agrotóxicos está presente en los subsuelos de la zona, del mismo modo que la Universidad de Costa Rica ya había identificado los residuos acumulados en el humedal Térraba-Sierpe, con potenciales impactos ambientales sobre el ecosistema.

Por estas y otras razones, se recomienda que las comunidades fuera de la subcuenca en la que opera esta Comisión tengan conocimiento y participen en las decisiones que se tomen, pues así se constituirá una experiencia positiva reflejada en un plan de manejo progresivo y replicable para beneficiar ampliamente a las comunidades de la región.